martes, 11 de mayo de 2021

Los abuelos infinitos

 Los abuelos deberían ser eternos. No paro de repetir esa frase después de que se haya muerto mi última abuela. María Guadalupe (un nombre rarísimo en mi zona y en mi familia) se murió a los 88 años. Todos la llamábamos Marichu, que suena más fácil y cariñoso.

He llorado bastante la muerte de Marichu. No sé cuánto es bastante, pero he llorado unas horas, y todavía tengo un nudo en la garganta cuando me acuerdo de ella. Si veo a Fátima, la mujer que ha cuidado día y noche los últimos años a mi abuela, me dan ganas de llorar y abrazarla.

Los abuelos deberían ser eternos es una frase que no pensaba mucho y que habré oído en algún velatorio o leido en alguna taza de MrWonderful. Sin embargo, que los abuelos deberían ser eternos es un error. Los abuelos son eternos para los que nos quedamos. Son eternos en la eternidad que es la vida de los nietos. Quizá el problema es la palabra eternos. La cambiaría por infinitos, porque son recuerdos que no se terminan. Recuerdos que permanecen, que casi puedes paladear cada vez que los traes a la cabeza. Recuerdos de amor puro y directo. 

Yo creo que ya vale, que me estoy poniendo muy moñas. Me parece que ha quedado claro el concepto.

Ojalá poder querer a alguien como me quisieron a mí mis abuelos y mis abuelas. Gracias a los cuatro.

viernes, 20 de marzo de 2020

La crisis MyM

A los que nacidos entre 1981 y el 96, los milenials, hemos vivido tres cambios de paradigma con apenas 30 años, cosa que ninguna generación anterior había vivido antes.

El primero fue el 11 de septiembre de 2001, cuando Bin Laden decidió asustarnos a todos para siempre cada vez que vemos una mochila abandonada en un aeropuertos. Aquí perdimos la seguridad física para siempre. Y eso que en España ya sabíamos de qué iba eso del terrorismo con ETA, pero esto iba mucho más allá.

El segundo cambio de paradigma fue la caída del sistema financiero que trajo consigo la crisis más grande de la historia: 2008, la crisis subprime. Justo cuando estábamos entrando en el mercado laboral, los milenials nos encontramos con que apenas existían oportunidades y si las había las eran pocas, no muy interesantes y bastante mal pagadas. Este golpe se llevó por delante también a muchos de la generación de nuestros padres, personas de que rondaban los 50 años que, desde entonces, no han encontrado trabajo, han tenido que cambiar sus vidas totalmente o su jubilación ha sufrido un duro golpe que no estaba planeado. También hizo el mundo occidental más precario, low-cost y complicado. Habíamos perdido la seguridad económica de un plumazo.

Estos días estamos viviendo el tercer cambio de paradigma de nuestra vida. Va uno cada 10 años. En 2008 nos pilló todavía asustados por Bin Laden y, en aras de la seguridad, nos dejamos muchas cosas por el camino: inversión en ciencia e investigación y personal médico, que estos días echamos mucho en falta, y profesores y becas que echaremos en falta en unos años, entre otras cosas. Lo que era necesario para seguir adelante decían.

Nadie pensaba que en diciembre de 2019 íbamos a perder la seguridad médica que nos daban los antibióticos y las vacunas como parecía que lo iba a hacer antes el évola o la gripe A. El coronavirus  iba a implantar de un plumazo el teletrabajo e iba a arrasar con la economía. Dos por uno: miedo y miseria. MyM. Cuando los milenials estábamos estabilizados en la vida llega esto. Otra para la colección.

De esta espero que salgamos más unidos, con las cosas más claras y las prioridades más estructuradas. Espero que el miedo se disipe y la miseria no llegue al río. Lo que no tengo ninguna duda es de que, pase lo que pase, vamos a salir de esta. Siempre lo hemos hecho. Ánimo en el camino. Ya sabemos cómo se hace.

jueves, 28 de septiembre de 2017

el viejo y la momtaña

hoy he soñado que se moria mi abuelo. yo estaba saliendo de su casa, deprisa, como siempre que me voy de su casa, y el salia detras mio despacio. 'Espera David', me decia. 'quiero que sepas que me tengo que ir'. 'A donde te vas a ir abuelo?' le preguntaba. 'Pues a morirme', entre mi abuelo y yo siempre hemos sido bastante directos. Yo me echaba a llorar y él se preocupaba. Te sabes la historia del viejo y la montaña, me decia. 'No, abuelo'.

Pues erase una vez un hombre que despues de un fuerte terremoto vio crecer al lado de su casa una montaña. el hombre subia a la momtaña a trabajar, pero despues tambien subia a pasear, cuando tenia un mal dia para relajarse y para respirar aire puro. despues el hombre se caso y subia a la montaña con su esposa. despues tuvo hijos y subia con su prole a enseñarles los arboles, a pasar tiempo juntos. la relacion del hombre y la montaña era de buenos amigos. un dia, el hombre, ya viejo, subio a la montaña y le dijo 'montaña, me trngo que ir, llevamos ya 300 años juntos y la gente ya dice que a ver que no me muero, que ya es hora'. la montaña se enfado con el viejo porque era su unico amigo. 'que mas da lo que diga la gente', le contesto airada, 'tu tiemes que seguir viviendo para hacerme compañia'. 'No, montaña, tu tiemes que vivir sola y hacer otros amigos y no solo un viejo que sube a verte con dificultad. mi mujer se ha muerto. todos mis amigos se han muerto y mis hijos tienen su vida y vienen mucho a verme. se que ellos y tu os vais  poner tristes, pero yo me tengo que ir'. la montaña comprendio qie era algo natural y que tenia que dejar marchar al viejo.'vale, pero  aunque te mueras, ven a verme de vez en cuando, aunque seas un fantasma'.

yo no podia parar de llorar y mi abuelo, como siempre que me voy de su casa, saco una bolsa de pastas. 'No llores ni hagas pichorradas con esto, que no es nada'. y entro a casa y saco una bolsa llena de pastas, como siempre' 'toma estas mantecadas, pero no le des ninguna a tu amigo Natxo, que ese esta ya muy gordo. Venga vete'. nos dimos un abrazo y yo me marche en el coche (que no tengo) mientras me despedia de el con la mano.

soñado el jueves 28 de septiembre de 2017