jueves, 23 de febrero de 2012

Venta de armas

Hola, buenos días. Hola. Quería dos de esos. ¿De estos? Sí, de esos. De los marrones con cuadrados blancos. Un gran producto, son unas armas mortíferas como pocas, puedes arrasar una población entera con el veneno que llevan dentro. ¿Qué alcance tienen? Pues ciertamente, no hemos podido contabilizarlo todavía, es uno de los productos más nuevos que tenemos para esta temporada. Sí, y ¿es fiable? No tenga ninguna duda, es una línea de productos con la que llevamos trabajando muchísimo tiempo y hasta el día de hoy nunca hemos tenido una queja, se lo puedo asegurar. Ya, la verdad es que compré hace un par de años aquellos con letras rojas ¿recuerda? Sí, fueron un éxito, hicimos bastante dinero gracias a ellos. Pues esos, fabulosos; aún los sigo utilizando de vez en cuando. Me complace escucharlo. ¿Y hay algún antídoto contra ellos? Sí, ya sabe que toda nuestra línea de productos son muy fáciles de interceptar, pero cuando entran en contacto con el organismo, no hay quien los saque de dentro, esta es una industria centenaria, que ha provocado miles de guerras, disputas religiosas o políticas, y polémicas de todo tipo, pero también gracias a ellas, se ha creado sitio para la filosofía occidental, la paz o la democracia. Ya, yo estoy aquí por culpa de mi padre, que le encantaba disfrutar de los efectos de las pequeñas dosis de veneno que nos inyectaba a mí y a mi hermana. Estos dos son una magnífica elección, señor. ¿Me los pone para regalo? Por supuesto.

Cogió la bolsa blanca en la que había dos paquetes envueltos y, al salir, volvió a cerrar la puerta de la librería.

viernes, 17 de febrero de 2012

Analógico

-¿Te acuerdas aquella vez que fuimos a pescar?
-No, sí que me acuerdo de las cañas, de que las tenía, pero no de ir a pescar contigo
-¿Y cuando andábamos en bicicleta por la plaza?
-Hace tantos años que no monto en bici...
-Lo de los sanfermines seguro que lo recuerdas...
-Buff... Los sanfermines son siempre un poco borrosos, la verdad...
-Joder. ¿Y cuando robábamos higos de la higuera de tu vecino? ¡Tuvimos que salir corriendo porque nos perseguía mentando a nuestras madres!
-... No. Tampoco. No me suenas de nada. ¿Tienes Facebook?
-No, no me gusta perder el tiempo.
-Lo siento, es ahí donde guardo los recuerdos... Pero puedo intentar hacer una excepción: Serás mi amigo analógico.

miércoles, 15 de febrero de 2012

José Luis

José Luis es negro y tiene los ojos saltones. No es muy guapo pero es gracioso. Se mueve con soltura, con un movimiento que me resulta embriagador. Es imposible dejar de mirarlo. Mis ojos lo siguen allí donde va. Su lugar de residencia es pequeño pero muy diáfano. Y su forma de vida, a la que no tengo mucho que reprochar, es sencilla y sin complicaciones. Cuando estamos juntos disfrutamos mucho y eso es lo que vale.

Nunca habla de ello pero creo que no le molesta vivir así. Parece feliz. Sin embargo me causa un problema. No es la  primera vez que mantengo una relación así con un ser como él. He tenido varias a lo largo de mi vida. A veces con varios a la vez. Con dos y tres al mismo tiempo. Me gustan las relaciones abiertas. Pero supongo que así son todas. Cuando te encuentras en ese tipo de círculos todos acaban teniendo relación con todos.

Lo que me da que pensar de José Luis es que algún día me volverá a dejar solo. Y no es la primera vez. En una ocasión mantuve una relación de este tipo que sólo me duró una noche. ¡Una noche! Y al día siguiente la tristeza me inundaba. Y es una cosa de la que cuesta salir. Sí, al principio estás jodido, pero lo vas superando. 'La vida es así' te repites una y otra vez, a ver si en la próxima soy yo el que lo abandona. Y pasan los meses y vuelves a tener fuerzas para entablar otra relación. Para comenzar de nuevo. Y en uno de esos nuevos comienzo apareció José Luis. Y espero que dure mucho tiempo.

¿Qué voy a hacer si Jose Luis me deja? Probablemente lo mismo de siempre. Cogeré su cadáver y lo tiraré por el retrete. Después tiraré de la cadena apenado, pensando en la fugacidad de la vida. Y veré su casa vacía cada vez que pase al lado. Y lo echaré de menos. Y me costará asumirlo. Pero la vida es así. Cuando pasen unos meses podré comprar otro pececillo. Aunque espero que José Luis dure muchos años.

lunes, 13 de febrero de 2012

Lo que pasa en Grecia

Miles de millones de euros de recortes. La Troika presionando a los políticos. ¿Qué coño es la Troika? Suena comunista. Pero no. Más recortes. Hay que recortar. Impuestos. Venga, más impuestos. Los griegos no quieren el Euro y el Euro no les quiere a ellos. Tienen que recortar. Un poquito más.

En las calles los ciudadanos, actualmente también conocidos como consumidores, protestan por las reformas. Los políticos no han acudido al Parlamento, ahí donde decían que residía el poder del pueblo, a votar la reforma. Manifestaciones, gritos, marchas y rabia contra sus políticos. Cócteles molotov contra los policías, que curiosamente cuando se quitan el uniforme se transforman en consumidores. Y más millones. Y más millones. Es que los griegos han vivido por encima de sus posibilidades durante muchos años. Ya saben. Ahora tienen que apretar los dientes.

Sigo sin tener claro qué demonios es la Troika, por qué han de recortar tantos millones y quién ha vivido por encima de sus posibilidades. Y no entiendo nada. Sigo leyendo artículos por ahí y sigo sin entenderlo. Millones por arriba millones por abajo. Recortes, protestas. Atenas arde. Crisis griega. Y a mí qué.

En un último párrafo aparecen dos declaraciones, no de un político, ni de una autoridad económica. Se trata de dos manifestantes, dos ciudadanas, dos consumidoras.

Konstantina Lerissiotiu, una profesora de francés de 50 años, se lamentaba ayer frente al Parlamento: “Mi sueldo ha bajado de 1.000 a 700 euros, y así, con la subida de impuestos, no se puede vivir”. Alexandra, de 21 años, lanzaba un mensaje roto: “Creo que nuestros políticos no tienen otra opción”. ¿Y por qué estaba allí? “Porque, con lo que está pasando aquí, no te puedes quedar en casa”.                                                                                   Vía El País

Como diría Schuster: "No hace falta decir nada más".

jueves, 2 de febrero de 2012

Kiwi

El kiwi es una palabra rara. Pronúnciala. Kiwi. Kiwi. Tiene K y tiene W dos letras que no se suelen usar en castellano. ¿Una palabra con K? lo que me viene a la cabeza son dos letras seguidas KK. Caca. ¿Y eso? Recuerdo una pintada en una pared en la que ponía "Mili KK", escueta, simple y eficaz, sigue en mi coco. ¿Y con W? Ahí water. Porque antes la veía escrita así. Y con ambas. Con ambas en castellano yo creo que sólo queda kiwi.
Kiwi un animal enano con patitas pequeñas y una fruta peluda y verde chillona por dentro. Dos cosas ridículas. Dalinianas. ¿Quién va a querer un pajarraco que no vuela y que es feo y soso? Todo el mundo quiere a los pingüinos, pero nadie ama a los kiwis. Seguro que a las ONGs les da igual que se extingan. Pero su nombre es gracioso, la verdad. Kiwi.
 Y la fruta. Una fruta con pelo. Con pelo. No es el bello del melocotón. Es barba que pincha. Que duele si te lo rozas con la cara. Una auténtica lija. Pero al comerlo está rico. Y su color es verde. Un bonito verde claro, con unas pepitillas. Me gustan los kiwis (de fruta, los otros me dan un poco igual) y la verdad es que soy incapaz de decirlo tres veces sin sonreir. Kiwi, kiwi, kiwi.