viernes, 20 de marzo de 2020

La crisis MyM

A los que nacidos entre 1981 y el 96, los milenials, hemos vivido tres cambios de paradigma con apenas 30 años, cosa que ninguna generación anterior había vivido antes.

El primero fue el 11 de septiembre de 2001, cuando Bin Laden decidió asustarnos a todos para siempre cada vez que vemos una mochila abandonada en un aeropuertos. Aquí perdimos la seguridad física para siempre. Y eso que en España ya sabíamos de qué iba eso del terrorismo con ETA, pero esto iba mucho más allá.

El segundo cambio de paradigma fue la caída del sistema financiero que trajo consigo la crisis más grande de la historia: 2008, la crisis subprime. Justo cuando estábamos entrando en el mercado laboral, los milenials nos encontramos con que apenas existían oportunidades y si las había las eran pocas, no muy interesantes y bastante mal pagadas. Este golpe se llevó por delante también a muchos de la generación de nuestros padres, personas de que rondaban los 50 años que, desde entonces, no han encontrado trabajo, han tenido que cambiar sus vidas totalmente o su jubilación ha sufrido un duro golpe que no estaba planeado. También hizo el mundo occidental más precario, low-cost y complicado. Habíamos perdido la seguridad económica de un plumazo.

Estos días estamos viviendo el tercer cambio de paradigma de nuestra vida. Va uno cada 10 años. En 2008 nos pilló todavía asustados por Bin Laden y, en aras de la seguridad, nos dejamos muchas cosas por el camino: inversión en ciencia e investigación y personal médico, que estos días echamos mucho en falta, y profesores y becas que echaremos en falta en unos años, entre otras cosas. Lo que era necesario para seguir adelante decían.

Nadie pensaba que en diciembre de 2019 íbamos a perder la seguridad médica que nos daban los antibióticos y las vacunas como parecía que lo iba a hacer antes el évola o la gripe A. El coronavirus  iba a implantar de un plumazo el teletrabajo e iba a arrasar con la economía. Dos por uno: miedo y miseria. MyM. Cuando los milenials estábamos estabilizados en la vida llega esto. Otra para la colección.

De esta espero que salgamos más unidos, con las cosas más claras y las prioridades más estructuradas. Espero que el miedo se disipe y la miseria no llegue al río. Lo que no tengo ninguna duda es de que, pase lo que pase, vamos a salir de esta. Siempre lo hemos hecho. Ánimo en el camino. Ya sabemos cómo se hace.

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